At the request of La Carpio community leaders, we are presenting this series in translation for Spanish-language readers. Read the original English series, which we published in January, here.
Segunda parte en una serie de cuatro artículos. Lea la primera parte aquí.
¿Es posible que una sola organización pueda transformar una de las comunidades más peligrosas de Costa Rica? Para muchos costarricenses La Carpio, un precario ubicado en La Uruca, San José, es sinónimo de violencia y crimen. Sin embargo, en el 2011 Alicia Avilés y Maris Stella Fernández se propusieron cambiar este estigma al fundar el Sistema Integral de Formación Artística para la Inclusión Social (SIFAIS). La organización sin fines de lucro busca promover el crecimiento cultural del barrio marginal. En esta serie de cuatro artículos, The Tico Times pretende mostrar como este modelo educativo no tradicional está desafiando los estigmas para ayudar a la comunidad a encontrar un mejor futuro.
La página web del Sistema Integral de Formación Artística para la Inclusión Social (SIFAIS) cita a Alicia Avilés como la directora de la comunidad y la inspiradora; ella es quien inspira.
Esta mujer nacida en Managua, Nicaragua, tuvo el sueño improbable de crear una orquesta sinfónica en el precario de La Carpio, proyecto que luego se convertiría en la reconocida organización sin fines de lucro llamada SIFAIS. Avilés estudió en la escuela religiosa Lumen Christi y el Colegio Loyola en Nicaragua. Tras finalizar sus estudios trabajó como profesora de preescolar en las zonas rurales y urbanas de su país durante 12 años.
Hace unos veinte años, mientras luchaba para sobrevivir con su salario de profesora, ella y su familia migraron a Costa Rica en busca de una mejor vida. Llegó a La Carpio y se convirtió en la líder de la comunidad donde surgió una alianza inesperada con Maris Stella Fernández, la presidenta de SIFAIS. Actualmente Avilés lidera a los miembro del equipo y los voluntarios que buscan cambiar el barrio marginal por medio de la educación cultural.
En una hermosa y soleada mañana en La Cueva de Luz – la sede principal de SIFAIS – en La Carpio, The Tico Times se sentó a conversar con Avilés, de 51 años, sobre actitud extraordinaria hacia la resiliencia y mejoramiento de la comunidad.
¿Cómo llegó a Costa Rica?
Francamente fueron decisiones sobre la alimentación del hogar. Muchas cosas que a veces vos no tenés. El salario de maestro en Nicaragua es muy bajo con respecto a la canasta básica. Tenía cinco hijos que mantener. Además tenía que comprar el material didáctico para poder trabajar y para los pasajes. Era difícil mantener a mi familia con un salario de profesor de $100 al mes. La que cuidaba a mis hijos era mi suegra y yo solía ir a dar clases. Vine a Costa Rica con la mera necesidad de no tener más hijos sin comida, sin ropa, buscando otras perspectivas de vida para uno. Vine a este país pensando en una mejoría.
Nunca pensé en quedarme 20 años. Solo pensé en probar e irme nuevamente. Las veces en que me ha tocado trabajar en Costa Rica solo fueron en cocina. Nunca aspiré a trabajar como maestra, me quedé trabajando como empleada doméstica. Como empleada no trabajo 12 horas. Uno como empleada lo que hace es ejercer solo un trabajo físico. Mientras que como profesor, lo físico y lo intelectual. Como maestro el trabajo vos te lo llevás a tu casa y trabajás 24 horas.
¿Cuál ha sido su papel en La Carpio y SIFAIS?
A mí me nombraron presidenta de Seguridad de la comunidad de La Carpio. Es un rol que llevo ya manejando tres años. Estamos trabajando como hormigas, pero ha cambiado mucho. He avanzado en eso. Tal vez no se ve ahorita, pero con el tiempo se irá viendo. Es un poco como ir dando lecciones a las familias. Esas familias recibían ayudas del IMAS y de gringos que venían aquí. Había mucha venta de drogas y hemos estado tratando de eliminar esa situación que daña bastante a la comunidad.
Llegué a ser presidenta de este sector donde estamos ahorita en La Carpio. Ya llevo cuatro años de presidenta. El gobierno aquí no se mete a solucionar los problemas que han existido por mucho tiempo, porque la comunidad nunca se ha organizado.
Cuando Maris Stella vino a la comunidad, hubo un tiempo que lloré porque se me habían presentado problemas bastante duros en la comunidad… Me nombraron presidenta de la pastoral social de aquí. Empecé a resolver problemas legales a la gente. Empecé a dar charlas de cómo llegar a un acuerdo comunitario y cómo aprender a dialogar entre vecinos porque aquí era de sacar machete y volar machete. A cada rato llegaba la ambulancia y no querían entrar. Ahora la ambulancia entra poco porque ya no hay muertos ni heridos. Fue así como fui empezando a liderar la comunidad. También resuelvo algunos problemas con algunos ministros y gente de la empresa privada que quieren ayudar.
Se trata de hacer la vida más fácil para el ciudadano, pero que él también tenga responsabilidad. El hecho de que viva en un precario ilegal, no quiere decir que pueda hacer aquí lo que le da la gana. Hay que respetar las normas y las leyes que la república tiene. Dar lo mejor como ciudadanos. Cumplir con las obligaciones como ciudadanos. Esas charlas las he venido impartiendo con la gente que quiere mejorar el país. Es así como he venido avanzando con la comunidad de esa manera.
¿Cómo ha mejorado a la comunidad la implementación de talleres y clases por parte de SIFAIS?
Eso ha sido un logro muy grande que tal vez no lo vamos a ver ahorita, ni lo estamos viendo ahorita, pero ya se va mirando la mejoría y la actitud personal de quienes viven en la comunidad. El trabajo de ir erradicando la violencia tal vez lo veremos a largo plazo, pero el cambio se está notando. Es una semilla que va a crecer por medio de la rectitud que tengamos como equipo, para mejorar cada día más a estas personas.
Esto ha venido a ayudar a que la gente aprenda a pintar sus casitas y no tenerlas sucias. Esto ha venido a decirle a la gente cómo vestirse porque ya pocos andan en shorts y desnudos. Ahora las muchachas las veo vestirse diferente. Es algo que también ha ayudado a la dignidad personal.
Lo importante del SIFAIS, para mí, es que ha ayudado a la gente a ser seguros de quiénes son y esa seguridad se la da el maestro. El maestro, para mí, es la máquina que tenemos y la ayuda que tenemos. Ellos son nuestros pilares.
¿Cómo es la bondad un elemento importante dentro de este proyecto?
Ya la gente dejó de pedir mucho. Por ejemplo, en el 2015 me fui con 95 juguetes a Costa de Pájaros aquí en Puntarenas y me llevé ciertas personas que les gusta estar pidiendo juguetes. Me las llevé y para Noviembre y Diciembre [del año pasado], ellas ya habrían estado pidiendo juguetes y [más bien] me vinieron a decir: ‘¿Vamos a ir a otro lugar a repartir juguetes?’ Es parte de la bondad que ha ido creciendo.
SIFAIS… ha sacado a una comunidad vulnerable como ésta del anonimato en la que el gobierno nos tenía. Además, es decirle al ser humano de aquí de la comunidad que todos debemos de contribuir y eso se está viendo. SIFAIS para la gente de La Carpio es como un sueño hecho realidad. Esa es la otra bondad que el SIFAIS da: la oportunidad de recibir una educación gratuita.
¿Cómo cree usted que los valores fundamentales de SIFAIS (confianza, constancia, locura y ternura) son elementos importantes en el proyecto?
Como vos ves aquí no hay un reglamento que diga que a tal hora tenés que entrar. El estudiante se lo forma. Aquí los niños pintan, andan donde quieren y hacen cosas creativas a su manera, entonces vos les das la libertad. Es parte de la locura permitirle hacer lo que quiera y hacer hasta donde quiera llegar. No limitarle sus ansias. Aquí molestan todo el día, pero es parte del crecimiento de ellos como seres humanos.
Después me siento a darles unas charlas para que ellos opinen y expresen lo que quieren. Esto dignifica el sistema de hablar en sus casas también. Aquí parte de esa educación es cómo el ser humano se dirija a donde él quiera, sea evangélico, católico, sea lo que sea, pero que venga al SIFAIS.
En nuestro próximo artículo de la serie, conozca a los voluntarios de SIFAIS. Descubra cómo esta formación ‘doble vía’ está cambiando vidas dentro y fuera de La Carpio.